Ciclo de Tonalidades: Do# menor



Nos adentramos en una de las tonalidades más oscuras de la música: Do# menor. Como ocurre con la mayoría de tonalidades con más de tres alteraciones (en este caso nos encontramos con cuatro), su uso no fue muy difundido durante el Barroco o el Clasicismo, de hecho, se hace casi imposible encontrar obras en este tono en el siglo XVIII si no fuera por los ya conocidos "Clave Bien Temperado" de Bach donde se emplea de forma trágica y lastimosa. Sin embargo, algo ocurrió que hizo que esta tonalidad sumida en las sombras viera la luz y se extendiera como la pólvora entre los compositores.


Preludio y Fuga nº4 en Do# menor. Clave Bien Temperado I. J. S. Bach




Scarlatti siempre es una buena referencia en cuanto a la difusión de una tonalidad en el Clasicismo; de sus 555 sonatas para teclado, tan sólo dos están en esta tonalidad, menos del 0,4%. Las citadas obras son la Sonata K246 y la Sonata K247. Si continuamos este análisis, ninguna de las 104 sinfonías de Haydn utilizan el Do# menor como tono principal o como tonalidad de alguno de sus movimientos, algo lógico teniendo en cuenta la dificultad de muchos de los instrumentos en interpretar en esta clave. Sólo conocemos una única sinfonía en este siglo (XVIII) que emplee nuestra tonalidad, y quizás fuera la primera en hacerlo, la Sinfonía en Do# Menor de Joseph Martin Kraus. 

De igual forma, no es la tonalidad principal de ninguna obra de Mozart. Estos indicativos muestran el grado de exclusión que sufrió Do# menor, que como ya mencionamos, no sería hasta el Romanticismo cuando se convirtiera en la tonalidad trágica por excelencia.

Como siempre ocurre con este tipo de tonos, el piano funciona como vía de escape permitiendo su difusión gracias a la capacidad de este instrumento de interpretar de manera muy eficiente todas estas tonalidades, pero no sólo eso ayudó a Do# menor, además el siglo XIX abrió con una carta de presentación que haría que esta tonalidad fuera, casi idolatrada por lo románticos. Esa obra es, como no podía ser otra forma, la Sonata "Quasi una Fantasía" nº 14 de Beethoven, el "Claro de Luna".


Sonata nº14 en Do# menor "Claro de Luna" - L. V. Beethoven



Durante el Romanticismo Do# menor se convirtió a la sombra del Claro de Luna en la tonalidad trágica por excelencia y todos los compositores, sobre todo pianistas, se vieron inspirados por el tono que tomó la emblemática obra de Beethoven, todos querían su versión del "Claro de Luna" Chopin máximo representante de la melancolía romántica no puedo evitar emplear Do# menor como voz de sus obras más sombrías.


Nocturno nº20 en Do# menor - F. Chopin 




Y sin romper la ineludible relación entre el Claro de Luna y esta tonalidad, podemos rescatar la historia que rodea a otra celebrada obra, en este caso el Impromptu Fantasía de Chopin cuya publicación fue póstuma debido a la "vergüenza" del compositor. Vergüenza no por falta de calidad de la obra si no porque confesó a su dedicataria, Julian Fontana, que la obra estaba, por decirlo de alguna manera, demasiado inspirada en la obra de Beethoven y temía que pudiera tomarse por un plagio.


Impromptu Fantasía - F. Chopin



A la obra de Chopin habría que añadir  el Momento Musical nº4 de Schubert o la conocida Rapsodia Húngara nº2 de Liszt 

Sin que Christian Schubart pudiera haber oído la obra de Beethoven, ya personalizó la tonalidad que tratamos definiéndola de esta forma: "Lamento penitente, íntima conversación con Dios; suspiros de amistad y amor despechados yacen en este ámbito tonal"

Sin alejarse mucho de la comodidad del piano Brahms intentó adaptar esta clave al formato de cuarteto en el Cuarteto para piano nº 3, pero quizás debido a la dificultad de las cuerdas para su interpretación fue reescrito en Do menor. Es curiosos como Brahms escogió originalmente este tono para abrir una obra cuyo programa era el deseo de un hombre por suicidarse, en clara referencia a su tristeza por la imposibilidad de conquistar a Clara Schumann. Obvia alusión a la definición de Schubart sobre el amor despechado.

Y entrando en el siglo XX, nos encontramos con la obra para piano más conocida de ese siglo, una obra tan famosa que llegó a ser repudiada por su compositor y como no podía ser de otra forma, en Do# menor. Esta obra es el Preludio en Do# menor de Rachmaninov. 

Preludio en Do# menor - S. Rachmaninov



Pese a esta explosión creativa sobre Do# menor, el plano sinfónico y camerístico quedó prácticamente desierto por las razones ya mencionadas, su dificultad de interpretación para los otros instrumentos. Descartando el Concierto para Piano de Rimsky-Korsakov y el Concierto para la Mano Izquierda de Korngold, no sería hasta 1902 cuando apareciera un pieza sinfónica pura relevante, la primera gran Sinfonía en este tono: La Sinfonía nº5 de Mahler cuyos temas se basan en la muerte. En Do# menor se inicia su cortejo fúnebre que abre toda la tragedia que encierra la sinfonía. 

Sinfonía nº 5 en Do# menor - G. Mahler



Cerramos nuestro repaso por una de las claves más trágica con el único concierto, no para piano, escrito en este tono, una auténtica rareza musical en cuanto a tonalidades. Es el Concierto para Violín  nº2 de Shostakovich que pretende rememorar grandes obras en esta clave, como el Cuarteto de cuerda nº 14 de Beethoven, la Sinfonía nº5 de Mahler y la Sinfonía nº7 de Prokofiev. 

Concierto para Violín nº2 en Do# menor - D. Shostakovich


Comentarios

  1. Siempre sentí los tonos menores como algo alejado a la alegría.Es natural que comparada la tercera mayor y seguida por la tercera menor produzca la sensación(verdadera) de lo que llamamos actualmente"un bajón anímico".Pero nunca se me ocurrió relacionar emocionalmente una tonadidad determinada.Muy bueno.

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